La exposición que acoge el Museo Zumalakarregi de Ormaiztegi se centra en artistas cuyos trabajos se instalan en el juego de espejos entre revolución y reacción, indagando con sus dibujos en la ambigüedad del poder político bajo el par progresista/conservador
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Viernes 19 de julio de 2013
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Tratado de Paz es un proyecto para San Sebastián 2016 Capital Europea de la Cultura. Su programa propone un desarrollo de la historia de la cultura visual inserta en el triángulo específico que forman las figuras del derecho, el trabajo del arte y las representaciones de la paz. Una indagación en torno al fin de la violencia, la guerra y el crimen como acontecimientos que agotan la realidad y nos impiden hacer habitable el mundo.
Alrededor de 1813. Asedio, incendio y reconstrucción de San Sebastián se ofrece un primer ciclo de presentaciones a manera de prólogo. Alrededor de la memoria de los sucesos del 31 de agosto de 1813 se abre una reflexión más amplia sobre una época que va desde la Revolución francesa hasta el final de las guerras napoleónicas. Es en este periodo cuando se inauguran nuevas formas de representación artística, se desarrolla el concepto moderno de historia; y la comunicación, a partir del impreso, se adueña del espacio público.
Alrededor de 1813. Asedio, incendio y reconstrucción de San Sebastián se ofrece un primer ciclo de presentaciones a manera de prólogo. Alrededor de la memoria de los sucesos del 31 de agosto de 1813 se abre una reflexión más amplia sobre una época que va desde la Revolución francesa hasta el final de las guerras napoleónicas. Es en este periodo cuando se inauguran nuevas formas de representación artística, se desarrolla el concepto moderno de historia; y la comunicación, a partir del impreso, se adueña del espacio público.
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Y es en relación con ese 1813, exposición a celebrar en el Museo San Telmo y Untzi Museoa de San Sebastián, que se proponen dos exposiciones de alcance: a modo de prólogo, en el Museo Vasco de Bayona, aquel 1793. La Guerra de la Convención; y, a modo de epílogo, en el Museo Zumalakarregi de Ormaiztegui, este 1823. Los Cien Mil Hijos de San Luis. Las dos muestras no solo completan la principal, sino que vienen a ofrecer un vasto panorama sobre tres invasiones de carácter bien diferente puesto que la marcadamente revolucionaria, la Convención, y la extremadamente reaccionaria, los Cien Mil, nos ayudan a comprender la complejidad de la situación de 1813, la ambigüedad política de las ideas, territorios y naciones que estaban en juego.
Después de la derrota de Napoleón en 1815, un recién creado Estado español pone en vigor la Constitución de Cádiz y su régimen liberal se convierte en un mal ejemplo para las potencias conservadoras del continente. En el Congreso de Verona de 1822, Austria, Rusia, Prusia y Gran Bretaña deciden enviar a España, bajo el mando del duque de Angulema, un ejército de tropas francesas, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, para restaurar la monarquía absolutista de Fernando VII y poner fin al llamado Trienio Liberal, 1820-1823, que el general Riego había impuesto al Rey con su levantamiento en Cabezas de San Juan, Sevilla. Con esta invasión, de carácter político opuesto al de 1808, vuelve a producirse el asedio de la ciudad de San Sebastián en circunstancias ya totalmente diferentes.
Relato histórico y relato contemporáneo
La exposición se desarrolla en dos tiempos distintos: el “relato Histórico”, que tendrá lugar a partir del mes de septiembre, establece un interesante juego de espejos con lo expuesto en el Museo San Telmo y Untzi Museoa de San Sebastián sobre 1813. Si en la exposición de San Sebastián asistimos a los prolegómenos de la Constitución de Cádiz, aquí se muestra su desarrollo; la guerrilla antifrancesa -Zumalakarregi, por ejemplo- aquí colabora con los invasores y en contra de los liberales, con el general Jáuregui o Espoz y Mina entre sus partidarios; la iconografía de los invasores franceses, los Cien Mil Hijos de San Luis, es ahora heroica, ni se les veja ni se les ridiculiza. Este relato histórico se plasmará a través de numerosos testimonios gráficos e impresos de los artistas que acompañaron al duque de Angulema durante la expedición: Victor Adam, L.F. Couché, Desplans, Salneuve, Le Camus, I.J.S.Taylor o Clerjon de Champagny.
El “relato Contemporáneo”, que se muestra desde junio, se centra también en artistas con recursos gráficos cuyos trabajos se instalan en el mencionado juego de espejos entre revolución y reacción, indagando con sus dibujos en la ambigüedad del poder político bajo el par progresista/conservador. Andrés Rábago (Madrid, 1947) conocido como Ops o El Roto, Juan Pérez Agirregoikoa (San Sebastián, 1963) y Azucena Vieites (Hernani, 1975) utilizan el dibujo y las técnicas gráficas desde ópticas muy diferentes pero sumando a las distintas elecciones estilísticas la acidez, inmediatez e ironías herederas de la caricatura, el cómic, incluso la pintada callejera. Andrés Rábago publicó como Ops durante los años 70 muchos de estos dibujos –hemos seleccionado un conjunto que intenta socavar la idea de monumento- en revistas como Triunfo o Hermano Lobo, marcando con sus comentarios y absurdos el clima enrarecido del Tardofranquismo y la Transición política española.
A partir de aquí lo grotesco ofrece sus dos caras, el mal gusto y el decoro por separado. Los trabajos de Juan Pérez Agirregoikoa son más cercanos en el tiempo, años 90, pero de similar intensidad filosófica, enmascarando la densidad y el alcance de sus comentarios sobre la realidad con un dibujo fácil y paródico, sin miedo al chiste grueso, sin temor a arruinar una serie por la salida de tono más impropia. Igual de cercanos, las estampas de Azucena Vieites juegan, por el contrario, con cierta banalidad, repetición y vacío para afrontar y subvertir radicalmente muchos de los tópicos -lirismo, ascetismo, decoración- del feminismo militar y militante. Sí, muchas veces es el humor la única salida ante la ambivalencia del poder político: re- de acción y evolución.
El Museo Zumalakarregi vuelve a centrar su labor en la puesta en valor de las producciones de artes gráficas del siglo XIX, atendiendo al dibujo y la caricatura aunque también a sus medios de difusión, revistas y periódicos, los propios grabados, ediciones y carteles. En ese mismo sentido los trabajos de Ops, Juan Pérez Agirregoikoa y Azucena Vieites inciden en esta línea, argumento principal también en los trabajos históricos y contemporáneos presentados en todo el proyecto sobre 1813.
La exposición 1823. Los Cien Mil Hijos de San Luís se puede visitar durante el horario de apertura del museo y se ofrecerán visitas guiadas los sábados, previa reserva, a las 12:00 en euskera y a las 13:00 en castellano. La última visita programada será el 8 de septiembre, sábado.
Después de la derrota de Napoleón en 1815, un recién creado Estado español pone en vigor la Constitución de Cádiz y su régimen liberal se convierte en un mal ejemplo para las potencias conservadoras del continente. En el Congreso de Verona de 1822, Austria, Rusia, Prusia y Gran Bretaña deciden enviar a España, bajo el mando del duque de Angulema, un ejército de tropas francesas, los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, para restaurar la monarquía absolutista de Fernando VII y poner fin al llamado Trienio Liberal, 1820-1823, que el general Riego había impuesto al Rey con su levantamiento en Cabezas de San Juan, Sevilla. Con esta invasión, de carácter político opuesto al de 1808, vuelve a producirse el asedio de la ciudad de San Sebastián en circunstancias ya totalmente diferentes.
Relato histórico y relato contemporáneo
La exposición se desarrolla en dos tiempos distintos: el “relato Histórico”, que tendrá lugar a partir del mes de septiembre, establece un interesante juego de espejos con lo expuesto en el Museo San Telmo y Untzi Museoa de San Sebastián sobre 1813. Si en la exposición de San Sebastián asistimos a los prolegómenos de la Constitución de Cádiz, aquí se muestra su desarrollo; la guerrilla antifrancesa -Zumalakarregi, por ejemplo- aquí colabora con los invasores y en contra de los liberales, con el general Jáuregui o Espoz y Mina entre sus partidarios; la iconografía de los invasores franceses, los Cien Mil Hijos de San Luis, es ahora heroica, ni se les veja ni se les ridiculiza. Este relato histórico se plasmará a través de numerosos testimonios gráficos e impresos de los artistas que acompañaron al duque de Angulema durante la expedición: Victor Adam, L.F. Couché, Desplans, Salneuve, Le Camus, I.J.S.Taylor o Clerjon de Champagny.
El “relato Contemporáneo”, que se muestra desde junio, se centra también en artistas con recursos gráficos cuyos trabajos se instalan en el mencionado juego de espejos entre revolución y reacción, indagando con sus dibujos en la ambigüedad del poder político bajo el par progresista/conservador. Andrés Rábago (Madrid, 1947) conocido como Ops o El Roto, Juan Pérez Agirregoikoa (San Sebastián, 1963) y Azucena Vieites (Hernani, 1975) utilizan el dibujo y las técnicas gráficas desde ópticas muy diferentes pero sumando a las distintas elecciones estilísticas la acidez, inmediatez e ironías herederas de la caricatura, el cómic, incluso la pintada callejera. Andrés Rábago publicó como Ops durante los años 70 muchos de estos dibujos –hemos seleccionado un conjunto que intenta socavar la idea de monumento- en revistas como Triunfo o Hermano Lobo, marcando con sus comentarios y absurdos el clima enrarecido del Tardofranquismo y la Transición política española.
A partir de aquí lo grotesco ofrece sus dos caras, el mal gusto y el decoro por separado. Los trabajos de Juan Pérez Agirregoikoa son más cercanos en el tiempo, años 90, pero de similar intensidad filosófica, enmascarando la densidad y el alcance de sus comentarios sobre la realidad con un dibujo fácil y paródico, sin miedo al chiste grueso, sin temor a arruinar una serie por la salida de tono más impropia. Igual de cercanos, las estampas de Azucena Vieites juegan, por el contrario, con cierta banalidad, repetición y vacío para afrontar y subvertir radicalmente muchos de los tópicos -lirismo, ascetismo, decoración- del feminismo militar y militante. Sí, muchas veces es el humor la única salida ante la ambivalencia del poder político: re- de acción y evolución.
El Museo Zumalakarregi vuelve a centrar su labor en la puesta en valor de las producciones de artes gráficas del siglo XIX, atendiendo al dibujo y la caricatura aunque también a sus medios de difusión, revistas y periódicos, los propios grabados, ediciones y carteles. En ese mismo sentido los trabajos de Ops, Juan Pérez Agirregoikoa y Azucena Vieites inciden en esta línea, argumento principal también en los trabajos históricos y contemporáneos presentados en todo el proyecto sobre 1813.
La exposición 1823. Los Cien Mil Hijos de San Luís se puede visitar durante el horario de apertura del museo y se ofrecerán visitas guiadas los sábados, previa reserva, a las 12:00 en euskera y a las 13:00 en castellano. La última visita programada será el 8 de septiembre, sábado.
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