El nuevo equipamiento controla las constantes vitales y los peligros del entorno y permite monitorizar a la brigada
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Jueves 27 de junio de 2013
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Los bomberos en Euskadi realizan más de 15.000 intervenciones al año, cifra que asciende a las 350.000 en el Estado. Su alta preparación hace que el índice de accidentalidad entre estos profesionales sea muy bajo, pero cuando los accidentes suceden la gravedad es extrema. Por ello, aumentar al máximo la seguridad de este colectivo se ha convertido en un objetivo fundamental para garantizar que aquellos que se dedican a salvar vidas no pongan en peligro la suya propia.
La solución la han presentado hoy el Centro de Investigación Aplicada Tecnalia y la Fundación Sueskola, en las instalaciones que la Fundación tiene en Ordizia, dentro del marco del proyecto europeo i-Protect, coordinado por el centro de investigación polaco CIOP. Se trata de un traje inteligente, construido con tejidos avanzados, más ligero que los actuales y que vigila el estado de salud de los bomberos y los peligros del entorno mediante sensores, lo que permite monitorizar en tiempo real a una brigada de bomberos durante la intervención en un siniestro.
La solución la han presentado hoy el Centro de Investigación Aplicada Tecnalia y la Fundación Sueskola, en las instalaciones que la Fundación tiene en Ordizia, dentro del marco del proyecto europeo i-Protect, coordinado por el centro de investigación polaco CIOP. Se trata de un traje inteligente, construido con tejidos avanzados, más ligero que los actuales y que vigila el estado de salud de los bomberos y los peligros del entorno mediante sensores, lo que permite monitorizar en tiempo real a una brigada de bomberos durante la intervención en un siniestro.
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El traje de bombero del futuro presentado hoy está formado por chaqueta, pantalón y camiseta interior sensorizados, un equipo de respiración autónoma avanzado y un sistema de comunicaciones con el centro de control. Cada una de estas partes incorpora tecnología de última generación que hace posible controlar tanto el estado de salud del bombero, como las condiciones de su entorno. El último elemento de este equipo es el centro de control, donde se monitorizan todos los elementos y se gestionan las comunicaciones y alarmas.
A través de la camiseta interior, se monitorizará la salud de los bomberos durante sus intervenciones para garantizar su seguridad. La camiseta incorpora sensores para controlar el ritmo cardiaco, la respiración y la temperatura corporal del bombero, lo que ayudará a prever una situación de estrés térmico o golpe de calor.
La chaqueta y el pantalón, por su parte, tienen incorporados detectores de gases que permiten captar tanto los gases tóxicos del exterior como un descenso en la concentración de oxígeno. Los sensores alertan al centro de control, para que pueda gestionar la situación. Además, los tejidos de la indumentaria son más resistentes, ergonómicos para garantizar el confort del profesional y ligeros, favoreciendo todo ello una actuación más eficaz.
En cuanto al equipo de respiración autónoma, incluye un sistema de gestión de la cantidad de aire contenida en la botella y vigilancia de la temperatura exterior, que informa y alerta mediante alarmas acústicas y una PDA. Incorpora también un dispositivo que alerta al centro de control si el bombero no se mueve en un tiempo establecido.
Cada una de las partes del traje se comunica inalámbricamente con el centro de control, que es un sistema de gestión de comunicaciones móvil que puede desplazarse con la brigada para controlar in situ la intervención. Allí, un software monitoriza la variación de las constantes vitales del bombero y de los potenciales gases tóxicos, para que los supervisores de la brigada puedan tomar las decisiones oportunas que garanticen la seguridad de cada uno de ellos y puedan informar por radio de las actuaciones que se deben llevar a cabo. También incluye un sistema de alarma general para toda la brigada.
A través de la camiseta interior, se monitorizará la salud de los bomberos durante sus intervenciones para garantizar su seguridad. La camiseta incorpora sensores para controlar el ritmo cardiaco, la respiración y la temperatura corporal del bombero, lo que ayudará a prever una situación de estrés térmico o golpe de calor.
La chaqueta y el pantalón, por su parte, tienen incorporados detectores de gases que permiten captar tanto los gases tóxicos del exterior como un descenso en la concentración de oxígeno. Los sensores alertan al centro de control, para que pueda gestionar la situación. Además, los tejidos de la indumentaria son más resistentes, ergonómicos para garantizar el confort del profesional y ligeros, favoreciendo todo ello una actuación más eficaz.
En cuanto al equipo de respiración autónoma, incluye un sistema de gestión de la cantidad de aire contenida en la botella y vigilancia de la temperatura exterior, que informa y alerta mediante alarmas acústicas y una PDA. Incorpora también un dispositivo que alerta al centro de control si el bombero no se mueve en un tiempo establecido.
Cada una de las partes del traje se comunica inalámbricamente con el centro de control, que es un sistema de gestión de comunicaciones móvil que puede desplazarse con la brigada para controlar in situ la intervención. Allí, un software monitoriza la variación de las constantes vitales del bombero y de los potenciales gases tóxicos, para que los supervisores de la brigada puedan tomar las decisiones oportunas que garanticen la seguridad de cada uno de ellos y puedan informar por radio de las actuaciones que se deben llevar a cabo. También incluye un sistema de alarma general para toda la brigada.
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