Radio San Sebastián: En Euskadi es más frecuente la alergia a los ácaros del polvo que al polen primaveral
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En Euskadi es más frecuente la alergia a los ácaros del polvo que al polen primaveral

La alergia a los ácaros del polvo en Euskadi provoca síntomas de alergia durante prácticamente todo el año. La razón estriba en el propio clima de Euskadi
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Martes 21 de mayo de 2013
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La humedad y las temperaturas templadas favorecen la proliferación de los ácaros del polvo. Consecuentemente, provocan más síntomas alérgicos entre la población, especialmente en Bizkaia y Gipuzkoa.

¿Es el polen el principal problema de los alérgicos vascos? Parece ser que no. “Cada primavera, coincidiendo con la fase de polinización de gran cantidad de plantas y árboles, la alergia al polen salta a la actualidad. Sin embargo, en Euskadi, es más frecuente la alergia a los ácaros del polvo que al polen primaveral”, explica el doctor Miguel Herrerías, especialista en Alergología.

Tal y como explica el alergólogo de Sanser Centro Médico, en Barakaldo, “la razón de esto reside en el clima. La humedad y las temperaturas templadas que abundan en Euskadi, especialmente en Bizkaia y Gipuzkoa, favorecen la reproducción y consiguiente proliferación de los ácaros del polvo. De este modo, al haber un mayor número de ácaros, los síntomas en personas alérgicas son más intensos y frecuentes respecto a la media del Estado”.
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En otras comunidades autónomas, “debido a su clima más seco y con temperaturas máximas y mínimas más extremas, los ácaros se reproducen con más dificultad. Todo ello, provoca que alergia primaveral predomine sobre la alergia a los ácaros del polvo”, indica el especialista. “Además, las floraciones de las distintas plantas, provocan que los pólenes alérgenos estén presentes en el aire durante varios meses: así, la alergia al polen del pino es más frecuente en febrero y marzo; la de las gramíneas en mayo y junio, etcétera”.

Alergias durante los viajes

Debido a estas variaciones, muchas personas que, en Euskadi, “pasan una primavera con escasos síntomas alérgicos, cuando viajan a otras regiones menos templadas y más secas, comienzan a sufrir los conocidos síntomas de la alergia primaveral: picor, sensación de tener arenilla en los ojos, congestión nasal, secreción líquida en las fosas nasales, estornudos, en resumen lo que conocemos como rinitis, conjuntivitis alérgica. En los casos más severos aparecen síntomas de tos nocturna, pitido en el pecho y sensación de ahogo, que pueden estar relacionados con al aparición de un asma alérgica. Estos mismos síntomas pueden desaparecer una vez que regresan a un clima más húmedo y templado”, señala el doctor Herrerías.

Diagnóstico diferencial

El alergólogo recalca la necesidad de un diagnóstico diferencial, como paso previo imprescindible para poner en marcha un tratamiento efectivo. “Los síntomas son prácticamente los mismos para distintos tipos de alergia. Y, además, existen distintos tipos de pólenes, ácaros, epitelios de animales, sin olvidar las alergias a los alimentos, cada vez más comunes”.

Por ello, “cuando una persona presenta síntomas alérgicos, debe ponerse en manos de su especialista, quien determinará, mediante las pruebas pertinentes, el alérgeno causante”.

Así, el doctor Herrerías pone de manifiesto que “en primer lugar, es imprescindible realizar una completa historia clínica del paciente, analizando qué síntomas se presentan, cuándo lo hacen, etc. A continuación, se realiza un estudio alérgico, con una serie de pruebas en la piel, que sirven para analizar la respuesta del paciente a toda una batería de alérgenos”.

Las pruebas diagnósticas incluyen también “la determinación de óxido nítrico en aire exhalado (más frecuente en asma), la espirometría, al análisis de sangre y a veces la realización de una radiografía o un escáner”.

Con los resultados, “se elabora una ficha alergológica del paciente, en la que se recoge, gracias al diagnóstico diferencial, qué alérgenos son los causantes del problema de salud y, de este modo, se prescribe el tratamiento más adecuado y específico para cada persona y caso”.

Los tratamientos actuales “son variados y poseen una eficacia contrastada. Dependiendo de cuál sea el problema del paciente, se puede optar por un tratamiento con antihistamínicos, corticoides inhalados o la inmunoterapia (vacunas)”, concluye.
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