Radio San Sebastián: SER Historia | 1 de Mayo
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SER Historia | 1 de Mayo

El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta que celebra el Movimiento Obrero mundial. Una jornada que sirve para la reivindicación social y laboral
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Miércoles 1 de mayo de 2013 | FERMÍN AGUSTI | CADENASER.COM
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Tras la celebración de la Segunda Internacional de París en 1889 por acuerdo del Congreso Obrero Socialista se estableció esta jornada en homenaje a los Mártires de Chicago.

Entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del siglo XIX, Gran Bretaña y la Europa continental, sufren la mayor transformación socioeconómica, tecnológica y cultural de la historia. La economía estaba basada en el trabajo manual, pero con la Revolución Industrial se dio paso a la mecanización de las industrias textiles - la máquina de vapor favoreció la capacidad de producción - y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio se vio favorecida por la mejora de las rutas de transporte y por el nacimiento del ferrocarril. Por la tanto la producción y el desarrollo de nuevos modelos de maquinaría en las primeras décadas del siglo XIX incrementaron la manufacturación de otras industrias creando su producción.
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Con el aumento de productos y la disminución del tiempo de producción, se va dando paso a la producción en serie, en la que se simplifican las tareas complejas en varias operaciones simples que cualquier obrero puede realizar sin necesidad de que sea mano de obra cualificada y de este modo se bajan los precios de producción y se elevan las cantidades de unidades producidas al mismo coste.

Ante esta situación, se comienzan a suceder una serie de movimientos, como el de 1829, en el que se solicitaba a la legislatura de Nueva York la reducción de la jornada laboral a 8 horas, haciendo valer la máxima 'ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa' y dejar de esta forma la anterior ley que prohibía trabajar más de 18 horas diaria, salvo caso de necesidad. De esta forma si un funcionario obligaba a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía de pagar una multa de 25 dólares.

Los obreros, en su mayoría, estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo o la Federación Estadounidense del Trabajo (American Federation of Labor) inicialmente socialista, que en 1884 durante su cuarto congreso resolvían que desde el 1 de mayo de 1886 la duración legal pasase a las ocho horas de trabajo yéndose a la huelga si no se obtenía la reivindicación y recomendando a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer leyes en este sentido en sus jurisdicciones. El presidente Andrew Johnson promulgó la Ley Ingersoll en junio de 1868.

Fue ese 1 de mayo de 1886 cuando 200.000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros tantos obtenían esa conquista con la amenaza de paro. Una de las ciudades con peores condiciones era Chicago, por lo que las movilizaciones se sucedieron hasta el 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la de maquinaria agrícola McCormik que llevaba desde el 16 de febrero en huelga porque querían descontarle a los obreros una cantidad para la iglesia. La producción conseguía mantenerse gracias a los esquiroles. El 3 de mayo los concentradros se lanzaron sobre los scabs (amarillos), provocando una pelea en la que una compañía de policías, sin previo aviso disparó a quemarropa causando 6 muertos y varias decenas de heridos.

La revuelta de Haymarket

El redactor del Arbeiter Zeitung, Fischer repartió 25 mil octavillas con una proclama que termina convocando a una nueva manifestación al día siguiente. Más de 20.000 personas se concentraron en la plaza de Haymarket contra 180 policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías matando a uno de ellos. La policía reacciono abriendo fuego contra la multitud y matando a un número desconocido de obreros. Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados, torturados y acusados del asesinato del policía.

El 21 de junio de 1886 se inició el juicio contra 31 responsables de los que quedaron 8. Se violaron todas las normas procesales de forma y fondo, tanto que ha llegado a ser calificado como una farsa. Los juzgados fueron declarados culpables. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca.
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