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Sábado 24 de marzo de 2012
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La Real Sociedad fue esta noche la víctima con la que el Real Madrid quiso curar todos los traumas adquiridos en los dos últimos tropiezos de la Liga. Desde el primer minuto se dedicó a golpear con dureza a los de Montanier y se marchó al descanso con un claro 3-1. La segunda parte solo sirvió para demostrar que el Madrid es imparable cuando se centra en su tarea.
Con el campo apoyando incondicionalmente a los suyos, con Mourinho en la grada y con los jugadores con más pegada sobre el campo. Así comenzó el partido del Bernabéu entre el Real Madrid y la Real Sociedad. Fue una conjunción de factores que hizo que el equipo blanco se olvidara de los fantasmas de los partidos ante el Málaga y el Villarreal y se dedicara a explotar su principal virtud: una pegada letal a la que muy pocos equipos sobreviven.
Desde el comienzo, el Real Madrid tuvo muy claro que para ganar el partido debía olvidarse del árbitro y de todas las circunstancias que no fueran el balón y la portería de la Real Sociedad. Y para dar ejemplo, Cristiano Ronaldo y Benzema tardaron menos de dos minutos en avisar a Bravo que tenían toda la intención de darle la noche.
Pero no fue ninguno de ellos, sino Higuaín, el que abrió el marcador. Muy pronto. Demasiado para la Real Sociedad. Fue en el minuto 6, después de una buena jugada de Benzema por la derecha. Era el gol número 18 del argentino. Una cifra espectacular para un delantero que no es el que más ha jugado este año en el líder de la Liga...
Cuando el Real Madrid se adelanta tan pronto en el Bernabéu, las posibilidades de que acabe logrando una goleada son muy elevadas. Salvo que se complique la vida o se la compliquen. La Real Sociedad no lo hizo. Porque aunque en la salida de balón estuvo correcto, en los metros finales demostró ser un equipo con carencias. Y los blancos tampoco se enredaron con otros factores.
Un buen ejemplo fue cómo reaccionó a un saque de esquina en su contra en torno al minuto 20 del encuentro. Lo sacó la Real pero terminó con una contra en la que Benzema, Cristiano, Higuaín y Kaká avanzaron sin piedad hacia la portería de Bravo. La jugada no terminó en gol, pero demostró que el espíritu del Madrid era la portería contraria, no el árbitro.
Así llegó el segundo tanto. Magistral pase de Kaká a Cristiano Ronaldo. Le bastó un segundo para coger la espalda de los defensas donostiarras, sacarles cinco metros en un abrir y cerrar de ojos y rematar a Bravo con su pierna derecha. Y después de marcar Cristiano dio otro ejemplo de que esta noche era distinta a la de El Madrigal cuando fue derribado en el área por Mikel González y no se extendió en las protestas.
Tan centrado, al Madrid no le costó marcar el tercero. Poderoso Benzema marchándose de Cadamuro. Y aunque sufrió un contratiempo en forma de gol de Xabi Prieto -su disparo pegó en Sergio Ramos para despistar a Iker Casillas- no se inmutó y en la reanudación siguió a lo suyo. Así volvieron a marcar Benzema y Cristiano en una segunda mitad en la que la Real Sociedad solo intentó salvar los muebles pero no pudo.
Lo único que llamó la atención de esa segunda mitad fue que Mourinho no quiso marcharse del Bernabéu sin dejar su sello dando unos minutos a Sahin -un 'outsider' en este equipo por culpa de las lesiones-, al canterano Jesé -con pocos minutos para ver sus virtudes- y a su compatriota Fabio Coentrao en la semana en la que la afición del Real Madrid vio una imagen suya en una actitud poco recomendable para un futbolista del máximo nivel: fumando un cigarro a las puertas de un restaurante en el que celebraba su 24 cumpleaños.
La longitud de la sombra de Mourinho en el Real Madrid también quedó patente con la continuidad de la ley del silencio al término del partido. Seguro que a los aficionados blancos les habría gustado escuchar las sensaciones vividas por los técnicos -Karanka era el destinado a comparecer por la sanción del portugués- y los jugadores después de haber disputado uno de sus mejores partidos de esta campaña en el Bernabéu.
Desde el comienzo, el Real Madrid tuvo muy claro que para ganar el partido debía olvidarse del árbitro y de todas las circunstancias que no fueran el balón y la portería de la Real Sociedad. Y para dar ejemplo, Cristiano Ronaldo y Benzema tardaron menos de dos minutos en avisar a Bravo que tenían toda la intención de darle la noche.
Pero no fue ninguno de ellos, sino Higuaín, el que abrió el marcador. Muy pronto. Demasiado para la Real Sociedad. Fue en el minuto 6, después de una buena jugada de Benzema por la derecha. Era el gol número 18 del argentino. Una cifra espectacular para un delantero que no es el que más ha jugado este año en el líder de la Liga...
Cuando el Real Madrid se adelanta tan pronto en el Bernabéu, las posibilidades de que acabe logrando una goleada son muy elevadas. Salvo que se complique la vida o se la compliquen. La Real Sociedad no lo hizo. Porque aunque en la salida de balón estuvo correcto, en los metros finales demostró ser un equipo con carencias. Y los blancos tampoco se enredaron con otros factores.
Un buen ejemplo fue cómo reaccionó a un saque de esquina en su contra en torno al minuto 20 del encuentro. Lo sacó la Real pero terminó con una contra en la que Benzema, Cristiano, Higuaín y Kaká avanzaron sin piedad hacia la portería de Bravo. La jugada no terminó en gol, pero demostró que el espíritu del Madrid era la portería contraria, no el árbitro.
Así llegó el segundo tanto. Magistral pase de Kaká a Cristiano Ronaldo. Le bastó un segundo para coger la espalda de los defensas donostiarras, sacarles cinco metros en un abrir y cerrar de ojos y rematar a Bravo con su pierna derecha. Y después de marcar Cristiano dio otro ejemplo de que esta noche era distinta a la de El Madrigal cuando fue derribado en el área por Mikel González y no se extendió en las protestas.
Tan centrado, al Madrid no le costó marcar el tercero. Poderoso Benzema marchándose de Cadamuro. Y aunque sufrió un contratiempo en forma de gol de Xabi Prieto -su disparo pegó en Sergio Ramos para despistar a Iker Casillas- no se inmutó y en la reanudación siguió a lo suyo. Así volvieron a marcar Benzema y Cristiano en una segunda mitad en la que la Real Sociedad solo intentó salvar los muebles pero no pudo.
Lo único que llamó la atención de esa segunda mitad fue que Mourinho no quiso marcharse del Bernabéu sin dejar su sello dando unos minutos a Sahin -un 'outsider' en este equipo por culpa de las lesiones-, al canterano Jesé -con pocos minutos para ver sus virtudes- y a su compatriota Fabio Coentrao en la semana en la que la afición del Real Madrid vio una imagen suya en una actitud poco recomendable para un futbolista del máximo nivel: fumando un cigarro a las puertas de un restaurante en el que celebraba su 24 cumpleaños.
La longitud de la sombra de Mourinho en el Real Madrid también quedó patente con la continuidad de la ley del silencio al término del partido. Seguro que a los aficionados blancos les habría gustado escuchar las sensaciones vividas por los técnicos -Karanka era el destinado a comparecer por la sanción del portugués- y los jugadores después de haber disputado uno de sus mejores partidos de esta campaña en el Bernabéu.
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