El índice de dependencia energética de Euskadi se sitúa en el 94,1, uno de los más altos de la Unión Europea, sólo superado por Luxemburgo, Chipre y Malta
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Miércoles 31 de octubre de 2012 | EFE
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Así se refleja en el estudio dado hoy a conocer por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat, que ha publicado por primera vez los indicadores de seguimiento establecidos en la Estrategia de Desarrollo Sostenible de Euskadi (Ecoeuskadi 2020), correspondientes a 2010, fecha de la que datan los últimos datos disponibles.
Entre el conjunto de indicadores, en ocho de ellos Euskadi registra valores mejores o similares al conjunto de la UE, como es el caso de la productividad de los recursos naturales, el PIB por habitante, la deuda pública bruta consolidada, los residuos urbanos, el consumo energético del transporte, la evaluación de alumnos, la ayuda oficial al desarrollo y las emisiones de CO2 por habitante.
Por el contrario, la posición en el Índice Europeo de Innovación y, sobre todo, la dependencia energética están por debajo de la media de la UE-27.
En este último apartado, referido a la capacidad de autoabastecimiento energético de cada país, la UE-27 presentaba en 2010 un indicador de 52,7 y el conjunto de España arrojaba un 76,7, mientras que la Comunidad Autónoma Vasca alcanzaba una dependencia de 94,1, sólo superada por Luxemburgo, Chipre y Malta.
También Euskadi se sitúa por debajo de la media del Índice Europeo de Innovación, sobre todo en lo relativo a financiación y apoyo, y a activos intelectuales.
Si se analiza la evolución en el País Vasco de los distintos indicadores a lo largo de la última década (2001-2010) se puede concluir que ha aumentado la competitividad, la ecoeficiencia y la apertura del comercio al exterior, así como la productividad de los recursos naturales, mientras que ha disminuido el PIB per cápita.
También ha empeorado en una década la tasa de ocupación juvenil, aunque ha mejorado el índice de concentración de renta personal y el grado de inclusión social.
La deuda pública bruta consolidada de las administraciones vascas ha aumentado, al igual que el gasto social público.
Sobre la preservación de los recursos naturales se constata que ha subido la tasa de población rural, ha disminuido la generación de residuos urbanos por habitante pero también se ha reducido el número de aves comunes.
En relación a la movilidad, ha disminuido el consumo energético del transporte, tanto de mercancías por carretera como el privado de pasajeros y también lo han hecho las emisiones de CO2 por habitante.
En el sistema educativo vasco se constata que mejora la evaluación de alumnos, las publicaciones universitarias y el aprendizaje a lo largo de la vida, pero empeora el apoyo a la difusión exterior de la cultura.
Por último, ha caído la ayuda oficial al desarrollo y la participación electoral, mientras que han aumentado las quejas ante el Ararteko sobre el funcionamiento de la Administración.
Entre el conjunto de indicadores, en ocho de ellos Euskadi registra valores mejores o similares al conjunto de la UE, como es el caso de la productividad de los recursos naturales, el PIB por habitante, la deuda pública bruta consolidada, los residuos urbanos, el consumo energético del transporte, la evaluación de alumnos, la ayuda oficial al desarrollo y las emisiones de CO2 por habitante.
Por el contrario, la posición en el Índice Europeo de Innovación y, sobre todo, la dependencia energética están por debajo de la media de la UE-27.
En este último apartado, referido a la capacidad de autoabastecimiento energético de cada país, la UE-27 presentaba en 2010 un indicador de 52,7 y el conjunto de España arrojaba un 76,7, mientras que la Comunidad Autónoma Vasca alcanzaba una dependencia de 94,1, sólo superada por Luxemburgo, Chipre y Malta.
También Euskadi se sitúa por debajo de la media del Índice Europeo de Innovación, sobre todo en lo relativo a financiación y apoyo, y a activos intelectuales.
Si se analiza la evolución en el País Vasco de los distintos indicadores a lo largo de la última década (2001-2010) se puede concluir que ha aumentado la competitividad, la ecoeficiencia y la apertura del comercio al exterior, así como la productividad de los recursos naturales, mientras que ha disminuido el PIB per cápita.
También ha empeorado en una década la tasa de ocupación juvenil, aunque ha mejorado el índice de concentración de renta personal y el grado de inclusión social.
La deuda pública bruta consolidada de las administraciones vascas ha aumentado, al igual que el gasto social público.
Sobre la preservación de los recursos naturales se constata que ha subido la tasa de población rural, ha disminuido la generación de residuos urbanos por habitante pero también se ha reducido el número de aves comunes.
En relación a la movilidad, ha disminuido el consumo energético del transporte, tanto de mercancías por carretera como el privado de pasajeros y también lo han hecho las emisiones de CO2 por habitante.
En el sistema educativo vasco se constata que mejora la evaluación de alumnos, las publicaciones universitarias y el aprendizaje a lo largo de la vida, pero empeora el apoyo a la difusión exterior de la cultura.
Por último, ha caído la ayuda oficial al desarrollo y la participación electoral, mientras que han aumentado las quejas ante el Ararteko sobre el funcionamiento de la Administración.
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