Dirección:
David Frankel
Intérpretes:
Meryl Streep, Tommy Lee Jones y Steve Carell
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Kay (Meryl Streep) y su marido Arnold (Tommy Lee Jones) llevan más de treinta años compartiendo sus vidas. Pero lo que desde fuera parece la armonía y estabilidad perfecta de un matrimonio maduro, se ha convertido en monotonía y tedio para Kay. Echa en falta la chispa de la primera época, el deseo, la pasión, la lujuria… Y decide ponerle remedio apuntándose a una terapia impartida por un famoso sexólogo (Steve Carell) en una localidad llamada Hope Springs adonde la acompañará, bastante a regañadientes, Arnold.
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SI DE VERDAD QUIERES... es la historia de un matrimonio que ha perdido esa chispa especial. “Kay quiere volver a conectar con su marido, Arnold”, explica Meryl Streep, que protagoniza la comedia junto a Tommy Lee Jones y Steve Carell. “Quiere sentir una conexión, sentir esa íntima relación con él, sentir que él está interesado íntimamente en ella. Pero creo que Arnold, si se le pregunta, diría que no ve el más mínimo problema. Si le preguntaras a él en qué punto se encuentran de su matrimonio, respondería: ‘No sé... hacia la mitad’”.
“Es un tipo que se siente bastante satisfecho”, observa Jones sobre su personaje. “Ha aceptado más o menos su sino en la vida. No piensa mucho sobre el estado en que se encuentra su matrimonio. No es la clase de persona que vaya a cuestionar el statu quo”.
Streep sostiene que esa situación de falta de entendimiento y distanciamiento es algo por lo que pasan muchas parejas y tiene mucho que ver con nuestra cultura actual, con tal abundancia de distracciones. “A medida que nuestra atención se disgrega y dispersa, se intensifica el deseo que sentimos por conectar unos con otros”, comenta Streep. “Estas cuestiones de intimidad y anhelo, ansia, deseo por ser visto, comprendido y amado es algo fundamental de nuestra cultura”.
Vanessa Taylor, autora del guión, que fue incluido en la “Black List (lista negra)” de los mejores guiones sin producir, elaborada por miembros de la industria, recuerda que sacó su inspiración de todas esas grandes preguntas. “Había estado pensando en el matrimonio y cómo la gente mantiene viva la pasión y la sexualidad en un matrimonio de larga duración”, aduce. “Había estado leyendo sobre el asunto y sobre la terapia matrimonial. Y empecé a pensar cómo sería intentar recuperar la chispa cuando realmente nunca la tuviste en primer lugar. Sobre todo desde el punto de vista de una mujer; si no te sintieras cómoda contigo misma y con tu sexualidad, de cuánto valor tendrías que hacer acopio para dar un paso al frente y decir: ‘Nuestro matrimonio está bien, pero no es suficiente. Quiero más. Me merezco algo mejor’”.
“No me he casado nunca, pero desde luego he tenido relaciones en las que se ha ido produciendo un distanciamiento”, prosigue Taylor. “Me sorprendió lo mucho que cuesta recuperarse de eso. Parece como si, de algún modo, deberías poder salvar ese abismo que os separa. Eso fue en parte lo que me motivó para escribir esta historia, quería saber si estas personas podían recuperarse de esto”.
“Creo que mucha gente tiene una idea sobre su relación, dónde se encuentra y adónde necesita ir para triunfar”, señala Steve Carell, que interpreta al Dr. Feld, el psiquiatra cuyo legendario retiro de Maine es la última esperanza de Kay para su matrimonio. “Creo que eso es lo que hace tan divertida esta película, la gente puede ver por lo que están pasando Kay y Arnold, sentirse identificados y reírse de ello”.
“Es un tipo que se siente bastante satisfecho”, observa Jones sobre su personaje. “Ha aceptado más o menos su sino en la vida. No piensa mucho sobre el estado en que se encuentra su matrimonio. No es la clase de persona que vaya a cuestionar el statu quo”.
Streep sostiene que esa situación de falta de entendimiento y distanciamiento es algo por lo que pasan muchas parejas y tiene mucho que ver con nuestra cultura actual, con tal abundancia de distracciones. “A medida que nuestra atención se disgrega y dispersa, se intensifica el deseo que sentimos por conectar unos con otros”, comenta Streep. “Estas cuestiones de intimidad y anhelo, ansia, deseo por ser visto, comprendido y amado es algo fundamental de nuestra cultura”.
Vanessa Taylor, autora del guión, que fue incluido en la “Black List (lista negra)” de los mejores guiones sin producir, elaborada por miembros de la industria, recuerda que sacó su inspiración de todas esas grandes preguntas. “Había estado pensando en el matrimonio y cómo la gente mantiene viva la pasión y la sexualidad en un matrimonio de larga duración”, aduce. “Había estado leyendo sobre el asunto y sobre la terapia matrimonial. Y empecé a pensar cómo sería intentar recuperar la chispa cuando realmente nunca la tuviste en primer lugar. Sobre todo desde el punto de vista de una mujer; si no te sintieras cómoda contigo misma y con tu sexualidad, de cuánto valor tendrías que hacer acopio para dar un paso al frente y decir: ‘Nuestro matrimonio está bien, pero no es suficiente. Quiero más. Me merezco algo mejor’”.
“No me he casado nunca, pero desde luego he tenido relaciones en las que se ha ido produciendo un distanciamiento”, prosigue Taylor. “Me sorprendió lo mucho que cuesta recuperarse de eso. Parece como si, de algún modo, deberías poder salvar ese abismo que os separa. Eso fue en parte lo que me motivó para escribir esta historia, quería saber si estas personas podían recuperarse de esto”.
“Creo que mucha gente tiene una idea sobre su relación, dónde se encuentra y adónde necesita ir para triunfar”, señala Steve Carell, que interpreta al Dr. Feld, el psiquiatra cuyo legendario retiro de Maine es la última esperanza de Kay para su matrimonio. “Creo que eso es lo que hace tan divertida esta película, la gente puede ver por lo que están pasando Kay y Arnold, sentirse identificados y reírse de ello”.
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Esta película supone para David Frankel, director también de “El Diablo viste de Prada”, la ocasión de volver a colaborar con Meryl Streep. “David comprendió que se trataba de una historia íntima y al mismo tiempo universal”, comenta Black. “No es nada fácil, conseguir un equilibrio entre esos momentos, es fácil hacerlo demasiado grande o demasiado personal. Pero David entendía cómo hacer que esos momentos funcionaran en ambos aspectos”.
“Como SI DE VERDAD QUIERES... es un material tan íntimo y personal, Meryl y yo sabíamos que necesitaba un director con quien se sintiera completamente cómoda”, sostiene Black. “me parecía que David Frankel encajaba perfectamente. Por suerte, reaccionó de manera muy positiva al material desde el primer momento y, a partir de ahí, todo cuajó muy rápido”.
“David entendía muy bien la obra”, asevera Casady. “Para él, trataba sobre el anhelo, pero también tenía que mantenernos en vilo preguntándonos si la relación entre estas dos personas saldría finalmente adelante. Su colaboración con Meryl en ‘El Diablo viste de Prada’ fue tan fructífera que nos pareció perfecto reunirlos”.
“Lo que saben hacer los directores realmente buenos –lo que hace David– es conseguir que sientas que todo es posible y que nada de lo que puedas hacer está mal”, comenta Streep. “Puedes arriesgarte con él, puedes crear una persona que sea real, pero quizá diferente de lo que has hecho antes. Te da total libertad”.
“David puede orientar a sus actores en una dirección distinta si lo considera necesario, pero confía implícitamente en ellos para que exploren sus personajes”, señala Steve Carell. “Es generoso y te apoya mucho, y consigue que te abras a todo tipo de distintas posibilidades y puntos de vista sobre tu personaje”.
“Resulta muy agradable trabajar con David, no desperdicia ni tiempo ni palabras”, asegura Jones.
“Las películas de David tocan la fibra sensible de los espectadores porque la comedia surge de manera natural de cada personaje”, plantea Kahane. “No lo fuerza, deja que sus actores descubran los momentos auténticos y divertidos, y los anima a descubrir la verdad de esos momentos. Cuando la química entre los actores transmite autenticidad, sus diálogos resultan más cercanos para los espectadores y allí es donde se encuentra la buena comedia”.
“Como SI DE VERDAD QUIERES... es un material tan íntimo y personal, Meryl y yo sabíamos que necesitaba un director con quien se sintiera completamente cómoda”, sostiene Black. “me parecía que David Frankel encajaba perfectamente. Por suerte, reaccionó de manera muy positiva al material desde el primer momento y, a partir de ahí, todo cuajó muy rápido”.
“David entendía muy bien la obra”, asevera Casady. “Para él, trataba sobre el anhelo, pero también tenía que mantenernos en vilo preguntándonos si la relación entre estas dos personas saldría finalmente adelante. Su colaboración con Meryl en ‘El Diablo viste de Prada’ fue tan fructífera que nos pareció perfecto reunirlos”.
“Lo que saben hacer los directores realmente buenos –lo que hace David– es conseguir que sientas que todo es posible y que nada de lo que puedas hacer está mal”, comenta Streep. “Puedes arriesgarte con él, puedes crear una persona que sea real, pero quizá diferente de lo que has hecho antes. Te da total libertad”.
“David puede orientar a sus actores en una dirección distinta si lo considera necesario, pero confía implícitamente en ellos para que exploren sus personajes”, señala Steve Carell. “Es generoso y te apoya mucho, y consigue que te abras a todo tipo de distintas posibilidades y puntos de vista sobre tu personaje”.
“Resulta muy agradable trabajar con David, no desperdicia ni tiempo ni palabras”, asegura Jones.
“Las películas de David tocan la fibra sensible de los espectadores porque la comedia surge de manera natural de cada personaje”, plantea Kahane. “No lo fuerza, deja que sus actores descubran los momentos auténticos y divertidos, y los anima a descubrir la verdad de esos momentos. Cuando la química entre los actores transmite autenticidad, sus diálogos resultan más cercanos para los espectadores y allí es donde se encuentra la buena comedia”.
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