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Sábado 12 de mayo de 2012
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La Real ha cerrado la temporada llevándose los tres puntos ante el Valencia en el partido que abrió la última jornada de la Liga BBVA, competición que deja al conjunto 'che' como el equipo con menos puntos que alcanza la tercera posición desde que la Liga cuenta con veinte clubes.
Con el pitido inicial, fue el Valencia el equipo que más buscó la victoria. Los pupilos de Emery salieron con las ideas muy claras, presionando muy arriba y anulando el juego del cuadro donostiarra, que este sábado vistió una equipación especial para conmemorar el trigésimo aniversario de su segunda liga lograda en 1982.
Los blanquiazules querían concluir la temporada brindándole una victoria a su afición, pero una ordenada defensa che evitaba las ocasiones. En los primeros 45 minutos, la oportunidad más clara del partido salió de las botas de Aduriz, que erró al intentar una vaselina al borde del descanso.
Tras el paso por los vestuarios, el juego defensivo que ambos mostraron en la primera mitad dio paso a un partido más vivo y con más ocasiones. Con el Valencia llegando con más peligro a la meta de Bravo, una buena combinación entre Zurutuza y Xabi Prieto acabó con una perfecta definición de Griezmann, que sacó un disparo raso para establecer el 1-0 en el marcador.
Tras el tanto local, los de Emery intentaron puntuar en la despedida del vasco como técnico valencianista, pero fue la Real quien más cerca estuvo de ampliar la renta. Al final, el resultado no se movió y los donostiarras, que cierran la temporada con 47 puntos, pudieron despedirse de su público con una plácida victoria en una de las mejores campañas que han firmado en los últimos años.
Los blanquiazules querían concluir la temporada brindándole una victoria a su afición, pero una ordenada defensa che evitaba las ocasiones. En los primeros 45 minutos, la oportunidad más clara del partido salió de las botas de Aduriz, que erró al intentar una vaselina al borde del descanso.
Tras el paso por los vestuarios, el juego defensivo que ambos mostraron en la primera mitad dio paso a un partido más vivo y con más ocasiones. Con el Valencia llegando con más peligro a la meta de Bravo, una buena combinación entre Zurutuza y Xabi Prieto acabó con una perfecta definición de Griezmann, que sacó un disparo raso para establecer el 1-0 en el marcador.
Tras el tanto local, los de Emery intentaron puntuar en la despedida del vasco como técnico valencianista, pero fue la Real quien más cerca estuvo de ampliar la renta. Al final, el resultado no se movió y los donostiarras, que cierran la temporada con 47 puntos, pudieron despedirse de su público con una plácida victoria en una de las mejores campañas que han firmado en los últimos años.
Antes de comenzar el encuentro, Mikel Aranburu recibió un sentido homenaje por parte de un club al que dice adiós después de catorce temporadas.
Sin nada en juego en el estadio de Anoeta, el encuentro se convirtió en una buena ocasión para despedir al capitán, que recibió los aplausos de la grada y una insignia de oro y brillante como agradecimiento a toda una carrera en el conjunto 'txuri urdin'.
Los gritos de apoyo a Aranburu, de 33 años, y las pancartas agradeciéndole su entrega a los colores, han marcado la sencilla y emotiva ceremonia en la que, en los prolegómenos del encuentro, el presidente de la Real Sociedad Jokin Aperribay ha impuesto la insignia de oro y brillantes del club al "gran capitán" blanquiazul.
Aranburu, que ascendió al primer equipo el 22 de junio de 1997 en un encuentro frente al Logroñés, anunció su retirada a principios de este mes en una rueda de prensa en la que estuvo arropado por el entrenador realista, Philipe Montanier, el director deportivo de la entidad Loren y por sus compañeros de la plantilla blanquiazul.
En esta comparecencia, explicó que sentía llegado el momento de abandonar el fútbol y opinó, con modestia, que su retirada no supondrá un gran perjuicio para el club porque el equipo cuenta con buenos jugadores jóvenes en su posición.
El jugador, considerado un referente tanto en el vestuario como en el terreno de juego, admitió que le había costado mucho "dar el último paso", si bien el cansancio que arrastra después de tantos años como deportista profesional le ha llevado a dejar el fútbol antes de sentir que "no puede" más físicamente.
Tras conocer su firme decisión de no continuar, aunque contaba con una oferta de renovación sobre la mesa, la entidad donostiarra comenzó a planear una despedida acorde con este histórico jugador.
El homenaje ha comenzado sobre las 19:50 horas, diez minutos antes del partido, con la salida al campo de los jugadores de Real Sociedad y Valencia con los niños de los equipos infantiles de la Real y el Lagun Onak, club este último en cuyas categorías inferiores jugó Aranburu.
La presencia de estos jóvenes, que han formado un pasillo de honor, ha escenificado el salto que, con 13 años, dio Mikel Aranburu desde su Azpeitia natal a la factoría de Zubieta.
Entre los aplausos de todos estos jugadores, Aranburu ha saltado al terreno para recibir la insignia de oro y diamantes del club de manos de Jokin Aperribay, mientras era aplaudido por un estadio puesto en pie y en los marcadores gigantes de Anoeta se proyectaba un vídeo con algunos de sus mejores momentos en el club al que ha pertenecido las últimas catorce temporadas.
Emocionado, el jugador, que ha vivido algunos de los mejores momentos de la Real como el subcampeonato de Liga logrado en la temporada 2002-03 y la disputa de la Liga de Campeones la campaña siguiente, o el terrible descenso de categoría en 2007, ha escuchado los bertsos que le han dedicado varios bertsolaris.
Aranburu, que ha estado acompañado por su mujer y su hijo, ha visto además cumplido su deseo de terminar su carrera vestido de corto, ya que el entrenador realista, Philippe Montanier, le ha incluido en el once titular que la Real ha puesto hoy sobre el césped de Anoeta.
Sin nada en juego en el estadio de Anoeta, el encuentro se convirtió en una buena ocasión para despedir al capitán, que recibió los aplausos de la grada y una insignia de oro y brillante como agradecimiento a toda una carrera en el conjunto 'txuri urdin'.
Los gritos de apoyo a Aranburu, de 33 años, y las pancartas agradeciéndole su entrega a los colores, han marcado la sencilla y emotiva ceremonia en la que, en los prolegómenos del encuentro, el presidente de la Real Sociedad Jokin Aperribay ha impuesto la insignia de oro y brillantes del club al "gran capitán" blanquiazul.
Aranburu, que ascendió al primer equipo el 22 de junio de 1997 en un encuentro frente al Logroñés, anunció su retirada a principios de este mes en una rueda de prensa en la que estuvo arropado por el entrenador realista, Philipe Montanier, el director deportivo de la entidad Loren y por sus compañeros de la plantilla blanquiazul.
En esta comparecencia, explicó que sentía llegado el momento de abandonar el fútbol y opinó, con modestia, que su retirada no supondrá un gran perjuicio para el club porque el equipo cuenta con buenos jugadores jóvenes en su posición.
El jugador, considerado un referente tanto en el vestuario como en el terreno de juego, admitió que le había costado mucho "dar el último paso", si bien el cansancio que arrastra después de tantos años como deportista profesional le ha llevado a dejar el fútbol antes de sentir que "no puede" más físicamente.
Tras conocer su firme decisión de no continuar, aunque contaba con una oferta de renovación sobre la mesa, la entidad donostiarra comenzó a planear una despedida acorde con este histórico jugador.
El homenaje ha comenzado sobre las 19:50 horas, diez minutos antes del partido, con la salida al campo de los jugadores de Real Sociedad y Valencia con los niños de los equipos infantiles de la Real y el Lagun Onak, club este último en cuyas categorías inferiores jugó Aranburu.
La presencia de estos jóvenes, que han formado un pasillo de honor, ha escenificado el salto que, con 13 años, dio Mikel Aranburu desde su Azpeitia natal a la factoría de Zubieta.
Entre los aplausos de todos estos jugadores, Aranburu ha saltado al terreno para recibir la insignia de oro y diamantes del club de manos de Jokin Aperribay, mientras era aplaudido por un estadio puesto en pie y en los marcadores gigantes de Anoeta se proyectaba un vídeo con algunos de sus mejores momentos en el club al que ha pertenecido las últimas catorce temporadas.
Emocionado, el jugador, que ha vivido algunos de los mejores momentos de la Real como el subcampeonato de Liga logrado en la temporada 2002-03 y la disputa de la Liga de Campeones la campaña siguiente, o el terrible descenso de categoría en 2007, ha escuchado los bertsos que le han dedicado varios bertsolaris.
Aranburu, que ha estado acompañado por su mujer y su hijo, ha visto además cumplido su deseo de terminar su carrera vestido de corto, ya que el entrenador realista, Philippe Montanier, le ha incluido en el once titular que la Real ha puesto hoy sobre el césped de Anoeta.
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