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Sábado 29 de octubre de 2011
CADENA SER
CADENA SER
El Madrid consigue la victoria en Anoeta (0-1) y el liderato, con permiso del Levante, que continuará en lo más alto si este domingo gana en el Reyno de Navarra, en un partido que dominó y en el que se sintió tan superior gracias al gol tempranero de Higuaín que acabó cayendo en la desidia.
Mourinho se presentó en Anoeta con cambios en el 'once'. Entraron Özil, Lass, Coentrao e Higuaín. Se quedaron en el banquillo Kaká, Kedhira, Marcelo y Benzema, previsibles titulares el próximo miércoles en Lyon.
También hubo sorpresas en el equipo titular de Montanier. El francés pensó que acumular efectivos en su campo era la mejor opción para frenar a la artillería madridista. Así, alineó una defensa de cinco hombres. Se quedaron fuera los hombres gol realistas: Griezmann, Joseba Llorente y Agirretxe. El mexicano Vera era la única referencia en ataque de los donostiarras.
Las cartas estaban tan al descubierto que la Real asumió el papel de secundario desde el primer momento. El mensaje era claro. Aguantar el chaparrón. El gol madridista fue cuestión de minutos. Nueve, exactamente. Los blancos se han abonado a los goles tempraneros. Coentrao, que había entrado en el 'once' por Marcelo, debió guiñar el ojo a Higuaín para avisarle de que tenía un regalo para él. Un pase larguísimo y al hueco del portugués fue perfectamente leído por el 'Pipita', un maestro encontrando espacios, aunque sea en áreas tan pobladas como la de la Real este sábado. El argentino firmó su gol número diez en lo que va de Liga.
La Real tomó un poco de aire tras el gol e incluso se atrevió a mirar a los ojos a Casillas. No le duró mucho la osadía y continuaron con su papel de comparsa en una obra que hacía tiempo que tenía el guión escrito. Los madridistas eran dueños y señores de un balón con el que cada vez se siente más a gusto. Es raro ahora ver balonazos como arranque de jugadas, tan frecuentes en otro tiempo.
Este Madrid da muestras de haber madurado. Ha dicho Mourinho en repetidas ocasiones que sus equipos muestran su mejor versión en su segunda temporada. A pesar de que en Anoeta el Madrid ha estado muy lejos del cuadro imperioso de otros partidos, es un equipo más compacto, más creído, guiado siempre por un Xabi Alonso que lo convierte en un equipo coral.
El tolosarra, libre de marca, hizo y deshizo a su antojo. Por él pasó cada jugada de los blancos, que se dedicaron a marear la pelota ante una Real anclada en su campo. Pero el Madrid cayó en la desidia, en la misma que le costó el pasado miércoles una pitada del Bernabéu. Tocaba cómodo, sin presión, pero si mordiente. A medio gas. Cayó en el aburrimiento y la Real se envalentonó.
Un despiste de la zaga madridista pudo costar un disgusto a los de Mourinho. No lo hizo por el de siempre, Casillas, que apareció también en otra ocasión para sacar un balón envenenado de Griezmann. Los arreones finales de los realistas hicieron el partido muy largo a los madridistas, que acabaron mirando el reloj. El Madrid se llevó el botín de Anoeta sin dar una exhibición, lejos de la imagen imperiosa que mostró ante el Villarreal y el Málaga.
Mourinho se presentó en Anoeta con cambios en el 'once'. Entraron Özil, Lass, Coentrao e Higuaín. Se quedaron en el banquillo Kaká, Kedhira, Marcelo y Benzema, previsibles titulares el próximo miércoles en Lyon.
También hubo sorpresas en el equipo titular de Montanier. El francés pensó que acumular efectivos en su campo era la mejor opción para frenar a la artillería madridista. Así, alineó una defensa de cinco hombres. Se quedaron fuera los hombres gol realistas: Griezmann, Joseba Llorente y Agirretxe. El mexicano Vera era la única referencia en ataque de los donostiarras.
Las cartas estaban tan al descubierto que la Real asumió el papel de secundario desde el primer momento. El mensaje era claro. Aguantar el chaparrón. El gol madridista fue cuestión de minutos. Nueve, exactamente. Los blancos se han abonado a los goles tempraneros. Coentrao, que había entrado en el 'once' por Marcelo, debió guiñar el ojo a Higuaín para avisarle de que tenía un regalo para él. Un pase larguísimo y al hueco del portugués fue perfectamente leído por el 'Pipita', un maestro encontrando espacios, aunque sea en áreas tan pobladas como la de la Real este sábado. El argentino firmó su gol número diez en lo que va de Liga.
La Real tomó un poco de aire tras el gol e incluso se atrevió a mirar a los ojos a Casillas. No le duró mucho la osadía y continuaron con su papel de comparsa en una obra que hacía tiempo que tenía el guión escrito. Los madridistas eran dueños y señores de un balón con el que cada vez se siente más a gusto. Es raro ahora ver balonazos como arranque de jugadas, tan frecuentes en otro tiempo.
Este Madrid da muestras de haber madurado. Ha dicho Mourinho en repetidas ocasiones que sus equipos muestran su mejor versión en su segunda temporada. A pesar de que en Anoeta el Madrid ha estado muy lejos del cuadro imperioso de otros partidos, es un equipo más compacto, más creído, guiado siempre por un Xabi Alonso que lo convierte en un equipo coral.
El tolosarra, libre de marca, hizo y deshizo a su antojo. Por él pasó cada jugada de los blancos, que se dedicaron a marear la pelota ante una Real anclada en su campo. Pero el Madrid cayó en la desidia, en la misma que le costó el pasado miércoles una pitada del Bernabéu. Tocaba cómodo, sin presión, pero si mordiente. A medio gas. Cayó en el aburrimiento y la Real se envalentonó.
Un despiste de la zaga madridista pudo costar un disgusto a los de Mourinho. No lo hizo por el de siempre, Casillas, que apareció también en otra ocasión para sacar un balón envenenado de Griezmann. Los arreones finales de los realistas hicieron el partido muy largo a los madridistas, que acabaron mirando el reloj. El Madrid se llevó el botín de Anoeta sin dar una exhibición, lejos de la imagen imperiosa que mostró ante el Villarreal y el Málaga.
Higuaín, Coentrao y Cristiano se abrazan tras el gol del argentino.
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