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Miércoles 5 de octubre de 2011
Esta mañana se ha presentado en la Diputación Foral de Gipuzkoa el cráneo, prácticamente completo, de un bisonte estepario (Bison priscus), único en la Península Ibérica, que perteneció a un macho adulto con una cornamenta que sobrepasa el metro de envergadura entre los extremos de sus pitones. La pieza, que tiene un valor museístico incuestionable, será llevada al Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleontológicos de Gipuzkoa del Gobierno Vasco en Intxaurrondo. Para evitar riesgos en futuros estudios, se ha realizado una copia tridimensional digitalizada.
El ejemplar ha sido objeto de un largo y minucioso proceso de restauración y montaje sobre soportes de metacrilato realizado por Giorgio Studer, del Servicio de Reconstrucción Arqueológica de la Diputación de Gipuzkoa.
La especie de bisontes, a la que pertenece el cráneo, tuvieron un gran tamaño y podían alcanzar en su edad adulta hasta los 800-900 kilogramos. Ocupó tanto Europa como Asia septentrional durante el periodo Pleistoceno medio y superior (últimos 700.000 años). Probablemente dio origen a las dos especies actuales de bisonte (americano y europeo) que son de menor tamaño. En la Península Ibérica sólo aparece en el tercio norte.
Convivió con humanos y durante el Paleolítico fue objeto de captura sistemática por los grupos de cazadores. Este ejemplar, sin embargo, no fue cazado ni consumido. Simplemente cayó en la sima y murió en ella de inanición. Desaparece con la última glaciación (10.000 años) y fue uno de los protagonistas del arte rupestre alcanzando su máxima expresión en Altamira. Se puede decir sin exageración que Gipuzkoa ha proporcionado el cráneo y esqueleto real de los bisontes representados en la Capilla Sixtina del arte parietal. “Ellos tienen la imagen y nosotros el original”.
El ejemplar ha sido objeto de un largo y minucioso proceso de restauración y montaje sobre soportes de metacrilato realizado por Giorgio Studer, del Servicio de Reconstrucción Arqueológica de la Diputación de Gipuzkoa.
La especie de bisontes, a la que pertenece el cráneo, tuvieron un gran tamaño y podían alcanzar en su edad adulta hasta los 800-900 kilogramos. Ocupó tanto Europa como Asia septentrional durante el periodo Pleistoceno medio y superior (últimos 700.000 años). Probablemente dio origen a las dos especies actuales de bisonte (americano y europeo) que son de menor tamaño. En la Península Ibérica sólo aparece en el tercio norte.
Convivió con humanos y durante el Paleolítico fue objeto de captura sistemática por los grupos de cazadores. Este ejemplar, sin embargo, no fue cazado ni consumido. Simplemente cayó en la sima y murió en ella de inanición. Desaparece con la última glaciación (10.000 años) y fue uno de los protagonistas del arte rupestre alcanzando su máxima expresión en Altamira. Se puede decir sin exageración que Gipuzkoa ha proporcionado el cráneo y esqueleto real de los bisontes representados en la Capilla Sixtina del arte parietal. “Ellos tienen la imagen y nosotros el original”.
El yacimiento de Kiputz IX, donde fue encontrado el ejemplar, está situado en el bajo Deva y pertenece al término municipal de Mutriku. Fue descubierto en el año 2002 por miembros de Munibe Taldea de Azkoitia. La excavación se desarrolló en cuatro campañas desde 2004 a 2007, bajo la dirección de Pedro Castaños, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y Xabier Murélaga, profesor titular del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad del País Vasco. El equipo de excavación estuvo compuesto por Miguel Sasieta, Juan Mari Arruabarrena, Javier Alberdi y Jesús Larrañaga, de Munibe Taldea. Se contó además con la colaboración de Juan Mari Arrizabalaga, del caserío Erdikue de Mutriku, dueño del terreno en el que se ubica el yacimiento.
Se trata de una sima que actuó como una trampa y en la que cayeron animales que vivieron en su entorno hace 18.000 y 19.000 años. Es un yacimiento paleontológico de primer orden ya que ha proporcionado una importante muestra de ciervos (48 individuos). Pero sobre todo se han recuperado los conjuntos más importantes de renos (23 individuos) y de bisontes (18 individuos) de toda la Península Ibérica.
Se trata de una sima que actuó como una trampa y en la que cayeron animales que vivieron en su entorno hace 18.000 y 19.000 años. Es un yacimiento paleontológico de primer orden ya que ha proporcionado una importante muestra de ciervos (48 individuos). Pero sobre todo se han recuperado los conjuntos más importantes de renos (23 individuos) y de bisontes (18 individuos) de toda la Península Ibérica.
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